martes, 18 de septiembre de 2012

APRENDIENDO



Desde pequeña aprendí a sentirme bien conmigo misma, a refugiarme o a ocultarme de la gente que decían que era rara.  Rara, porque me gustaba escuchar el silencio, seguir con la mirada el vuelo de las aves, ensimismarme con los colores del cielo o a mirar como las nubes se transformaban en lindas figuras y un mundo mágico y maravilloso me rodeaba.
Buscaba la aceptación en los demás y perdí demasiado tiempo de mi infancia en sentirme aceptada por un mundo que decía creerse cuerdo.
¿Pero donde habita la tan afanada cordura?
Después cuando los años fueron dándome sensatez, discernimiento del entorno, comprendí que nada es blanco o negro, hermoso o feo, Todo es lo que una quiera que sea según con los ojos del corazón con que se miren.
Me encuentro en un camino de encuentros con personas a las que amo, seres muy especiales que me hacen ver que el amor  de Dios, es que nos guía hacia nuestro interior y nos hace tremendamente felices. Y si, reconozco que por cobardía o por falta de autoestima me falte el coraje para reconocer que si Dios está en mi interior, yo también puedo cruzar esa puerta y abrazar las enseñanzas del maestro.
Pepi

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